Uno de los temas recurrentes, en las conversaciones de mujeres separadas y divorciadas, suele ser el de los "cuernos", quizá porque es una causa recurrente de las rupturas. Y cuando no es la causa, es la consecuencia de una ruptura encubierta.
He estado leyendo diversos artículos publicados por la red, y he hecho una especie de sondeo entre otras colaboradoras del blog, y todo ello me ha llevado a la conclusión de que en este tema existe mucha confusión derivada de la utilización ligera de los términos (fidelidad por monogamia), así como de la facilidad con la que se etiqueta a un género como "infiel" (normalmente al masculino), por predisposición biológica o por rol social.
Así, por ejemplo, nos encontramos con que se dice que los hombres son "infieles por naturaleza", que están biológicamente determinados a ellos porque su función fue, desde un principio, la de "procrear sin mirar a quien", fecundando a todo lo que se moviera y se dejara; y que, por contra, las mujeres están determinadas a la fidelidad porque su función en la procreación estaba programada para plazos más largos, que incluían los nueve meses de gestación.
También me he encontrado con personas a las que no les importa realmente que su pareja tenga otras relaciones, siempre y cuando no llegue a su conocimiento dichas "aventuras", considerando que no es el hecho en sí, sino su conocimiento del hecho lo que es causa de la ruptura.
He observado que en muchos casos de mujeres "dejadas por otra", lo que realmente les importa no es que su marido tenga otra relación, se acueste con otra mujer, sino que se haya mantenido una situación de engaño durante un tiempo. Por eso, mientras una "canita al aire" molesta pero se perdona, una aventura duradera con una amante puede generar un odio eterno y desprecio hacia el "engañador"...
Creo que es importante distinguir, en primer lugar, lo que es la fidelidad y lo que es la monogamia.
Según el diccionario de la R.A.E., la fidelidad (en su primera acepción) es "la lealtad, observancia de la fe que alguien debe a otra persona"... Por lo tanto, es un término que tiene que ver directamente con la existencia de un compromiso al que se falta cuando se es infiel. La infidelidad, por tanto, solo se produce cuando se rompe una promesa, y en toda promesa hacen falta siempre dos personas, como mínimo.
La monogamia, en cambio, es un sistema familiar basado en la pareja de un solo hombre con una sola mujer, por contraposición a los sistemas polígamos o poliándricos. Es una forma de organización social, basado en un tipo de familia u otro, por el que se opta en las diferentes culturas en funcion de sus propias necesidades. O también se entiende, en el terreno de los animales, que es monógama la especie que sólo se aparea con un individuo del género opuesto; trasladado al genero humano, y fuera del ambito legal del matrimonio, es monógama la persona que prefiere mantener relaciones solo con una persona durante un periodo mas o menos largo de tiempo. La monogamia, por lo tanto, no tiene que ver con la existencia de un compromiso o promesa, sino la actitud de una persona hacia lo que son sus relaciones íntimas, si prefiere que tengan lugar con múltiples individuos o si, por el contrario, prefiere que sean siempre con el mismo sujeto. Es por tanto, un concepto propio, una opción interna de cada persona, aunque bien es cierto que los factores externos influyen en cuál es la opción que cada uno escoge, en mi opinión.
Llegados a este punto, se puede decir que, combinando ambos términos, nos podemos encontrar con personas que, paradójicamente, son fieles y sin embargo, no son monógamas: así sucede en una pareja en la que existe un compromiso de total transparencia en este terreno, o incluso, complicidad para las relaciones con otras personas; es lo que ocurre con las parejas del ambiente "swinger", que hacen intercambios de parejas, o practican el sexo en grupo, siendo matrimonios muy estables, no monógamos y que, no toleran la infidelidad. Es fácil de entender, si se piensa bien, porque la fidelidad es la lealtad al pacto, y este puede incluir las relaciones sexuales con terceros.
Resulta evidente, a mi juicio, que en el terreno de la fidelidad, las mujeres y los hombres estamos igualmente determinados. Nadie tiene bula para el engaño y la mentira, por pertenecer a un genero o a otro. Faltar a una promesa, faltar a un pacto, tanto lo puede hacer un hombre como una mujer.
En cambio, sí que es posible que los hombres tengan más tendencia que las mujeres a no querer optar por una vida monógama. Quizá lo que suceda, entonces, es que son más infieles porque se comprometen a algo quer realmente no quieren ¿es posible? Hay que tener en cuenta que, bien sea porque cuando viviamos en cuevas su misión era "diseminar su semilla", bien sea porque con el paso de los siglos, el éxito sexual de los hombres ha terminado siendo un índicativo de su valía, de su masculinidad, lo cierto es que está socialmente bien visto, es aceptado e incluso motivo de elogio, el que un hombre tenga relaciones con muchas mujeres. Solo si esas múltiples relaciones suponen el incumplimiento de una promesa, la conducta del hombre "disperso" puede llegar a ser criticada, y a veces, ni aún así.
Las mujeres, por el contrario, hemos sido educadas para proteger nuestra intimidad sexual como si fuera un tesoro, y una mujer "dispersa" tiene siempre un nombre muy feo, a pesar de la liberación sexual de los últimos años y aunque sea una mujer libre como un pájaro. Con o sin infidelidad, una mujer dada a multiples relaciones, no es bien aceptada socialmente. Porque lo que hemos aprendido, es que nuestra intimidad sexual es algo muy especial que no se comparte con cualquiera, solo con alguien que sea también muy especial. Y nos cuesta trabajo entender cómo los hombres son capaces de tener contacto físico con mujeres a las que no conocen apenas. De hecho, cuando una mujer "tipo medio" se le pasa por la mente una relación esporádica, el rechazo inicial suele venir del lado de una simple repugnancia que provoca el mero roce físico con un hombre desconocido... "¿y si huele mal? y los sudores, y los pelos... uf ¡qué asco!".
Y de ahí viene también un distinto concepto de lo que es la "fidelidad" en las parejas "tipo medio" (excluyo a los swingers, claro), ya que en un sistema monogamo como el nuestro, una parte importante de la promesa, expresa o tácita, que conlleva una pareja estable es el mantenerse ambos miembros de la pareja como monógamos. Pero mientras para un hombre la monogamia puede no verse interrumpida por una "canita al aire", sino que requiere de cierta habitualidad, para una mujer, el hecho de que su pareja sea capaz de compartir con otra mujer algo tan especial como es la intimidad sexual es algo muy difícil de comprender y asumir.
Todos tendemos a creer que los demás otorgan el mismo valor que nosotros a las cosas, y evaluamos sus conductas en relación con nosotros con nuestra escala de valores. Pero por mucho que los dos miembros de una pareja, como es lo deseable, compartan valores muy similares, siempre serán sólo eso "similares" pero no idénticos.
Desde luego, ya me gustaría a mi dar con un hombre que sea monógamo por propia convicción, pero creo que no existen, porque hasta la fecha, todos los hombres que he conocido le dan al sexo un valor muy distinto al que solemos darle las mujeres, diferenciando muy bien (no sé cómo, pero lo hacen) entre el sexo y el sexo-con-amor (que aseguran es mejor, pero no lo único que existe)... Yo soy monógama por decisión propia, por lo menos, de momento... aunque no descarto comprobar si es una decisión derivada de un prejuicio o es que, realmente, lo del sexo ocasional no me gusta.
He estado leyendo diversos artículos publicados por la red, y he hecho una especie de sondeo entre otras colaboradoras del blog, y todo ello me ha llevado a la conclusión de que en este tema existe mucha confusión derivada de la utilización ligera de los términos (fidelidad por monogamia), así como de la facilidad con la que se etiqueta a un género como "infiel" (normalmente al masculino), por predisposición biológica o por rol social.
Así, por ejemplo, nos encontramos con que se dice que los hombres son "infieles por naturaleza", que están biológicamente determinados a ellos porque su función fue, desde un principio, la de "procrear sin mirar a quien", fecundando a todo lo que se moviera y se dejara; y que, por contra, las mujeres están determinadas a la fidelidad porque su función en la procreación estaba programada para plazos más largos, que incluían los nueve meses de gestación.
También me he encontrado con personas a las que no les importa realmente que su pareja tenga otras relaciones, siempre y cuando no llegue a su conocimiento dichas "aventuras", considerando que no es el hecho en sí, sino su conocimiento del hecho lo que es causa de la ruptura.
He observado que en muchos casos de mujeres "dejadas por otra", lo que realmente les importa no es que su marido tenga otra relación, se acueste con otra mujer, sino que se haya mantenido una situación de engaño durante un tiempo. Por eso, mientras una "canita al aire" molesta pero se perdona, una aventura duradera con una amante puede generar un odio eterno y desprecio hacia el "engañador"...
Creo que es importante distinguir, en primer lugar, lo que es la fidelidad y lo que es la monogamia.
Según el diccionario de la R.A.E., la fidelidad (en su primera acepción) es "la lealtad, observancia de la fe que alguien debe a otra persona"... Por lo tanto, es un término que tiene que ver directamente con la existencia de un compromiso al que se falta cuando se es infiel. La infidelidad, por tanto, solo se produce cuando se rompe una promesa, y en toda promesa hacen falta siempre dos personas, como mínimo.
La monogamia, en cambio, es un sistema familiar basado en la pareja de un solo hombre con una sola mujer, por contraposición a los sistemas polígamos o poliándricos. Es una forma de organización social, basado en un tipo de familia u otro, por el que se opta en las diferentes culturas en funcion de sus propias necesidades. O también se entiende, en el terreno de los animales, que es monógama la especie que sólo se aparea con un individuo del género opuesto; trasladado al genero humano, y fuera del ambito legal del matrimonio, es monógama la persona que prefiere mantener relaciones solo con una persona durante un periodo mas o menos largo de tiempo. La monogamia, por lo tanto, no tiene que ver con la existencia de un compromiso o promesa, sino la actitud de una persona hacia lo que son sus relaciones íntimas, si prefiere que tengan lugar con múltiples individuos o si, por el contrario, prefiere que sean siempre con el mismo sujeto. Es por tanto, un concepto propio, una opción interna de cada persona, aunque bien es cierto que los factores externos influyen en cuál es la opción que cada uno escoge, en mi opinión.
Llegados a este punto, se puede decir que, combinando ambos términos, nos podemos encontrar con personas que, paradójicamente, son fieles y sin embargo, no son monógamas: así sucede en una pareja en la que existe un compromiso de total transparencia en este terreno, o incluso, complicidad para las relaciones con otras personas; es lo que ocurre con las parejas del ambiente "swinger", que hacen intercambios de parejas, o practican el sexo en grupo, siendo matrimonios muy estables, no monógamos y que, no toleran la infidelidad. Es fácil de entender, si se piensa bien, porque la fidelidad es la lealtad al pacto, y este puede incluir las relaciones sexuales con terceros.
Resulta evidente, a mi juicio, que en el terreno de la fidelidad, las mujeres y los hombres estamos igualmente determinados. Nadie tiene bula para el engaño y la mentira, por pertenecer a un genero o a otro. Faltar a una promesa, faltar a un pacto, tanto lo puede hacer un hombre como una mujer.
En cambio, sí que es posible que los hombres tengan más tendencia que las mujeres a no querer optar por una vida monógama. Quizá lo que suceda, entonces, es que son más infieles porque se comprometen a algo quer realmente no quieren ¿es posible? Hay que tener en cuenta que, bien sea porque cuando viviamos en cuevas su misión era "diseminar su semilla", bien sea porque con el paso de los siglos, el éxito sexual de los hombres ha terminado siendo un índicativo de su valía, de su masculinidad, lo cierto es que está socialmente bien visto, es aceptado e incluso motivo de elogio, el que un hombre tenga relaciones con muchas mujeres. Solo si esas múltiples relaciones suponen el incumplimiento de una promesa, la conducta del hombre "disperso" puede llegar a ser criticada, y a veces, ni aún así.
Las mujeres, por el contrario, hemos sido educadas para proteger nuestra intimidad sexual como si fuera un tesoro, y una mujer "dispersa" tiene siempre un nombre muy feo, a pesar de la liberación sexual de los últimos años y aunque sea una mujer libre como un pájaro. Con o sin infidelidad, una mujer dada a multiples relaciones, no es bien aceptada socialmente. Porque lo que hemos aprendido, es que nuestra intimidad sexual es algo muy especial que no se comparte con cualquiera, solo con alguien que sea también muy especial. Y nos cuesta trabajo entender cómo los hombres son capaces de tener contacto físico con mujeres a las que no conocen apenas. De hecho, cuando una mujer "tipo medio" se le pasa por la mente una relación esporádica, el rechazo inicial suele venir del lado de una simple repugnancia que provoca el mero roce físico con un hombre desconocido... "¿y si huele mal? y los sudores, y los pelos... uf ¡qué asco!".
Y de ahí viene también un distinto concepto de lo que es la "fidelidad" en las parejas "tipo medio" (excluyo a los swingers, claro), ya que en un sistema monogamo como el nuestro, una parte importante de la promesa, expresa o tácita, que conlleva una pareja estable es el mantenerse ambos miembros de la pareja como monógamos. Pero mientras para un hombre la monogamia puede no verse interrumpida por una "canita al aire", sino que requiere de cierta habitualidad, para una mujer, el hecho de que su pareja sea capaz de compartir con otra mujer algo tan especial como es la intimidad sexual es algo muy difícil de comprender y asumir.
Todos tendemos a creer que los demás otorgan el mismo valor que nosotros a las cosas, y evaluamos sus conductas en relación con nosotros con nuestra escala de valores. Pero por mucho que los dos miembros de una pareja, como es lo deseable, compartan valores muy similares, siempre serán sólo eso "similares" pero no idénticos.
Desde luego, ya me gustaría a mi dar con un hombre que sea monógamo por propia convicción, pero creo que no existen, porque hasta la fecha, todos los hombres que he conocido le dan al sexo un valor muy distinto al que solemos darle las mujeres, diferenciando muy bien (no sé cómo, pero lo hacen) entre el sexo y el sexo-con-amor (que aseguran es mejor, pero no lo único que existe)... Yo soy monógama por decisión propia, por lo menos, de momento... aunque no descarto comprobar si es una decisión derivada de un prejuicio o es que, realmente, lo del sexo ocasional no me gusta.
Pero en materia de pareja, en mi opinion, lo más importante es el concepto de fidelidad no ligado al de monogamia, sino al de engaño. Porque yo puedo asumir que mi pareja tenga más "facilidad" que yo para tener intimidad sexual con otras mujeres, puedo comprender que lo que para mí es una intimidad que no estoy dispuesta a compartir con cualquiera, para él puede no pasar, casi, de un buen rato de ejercicio físico ocasional (muy ocasional, eso sí... otra cosa ya me costaría entenderlo más). Y la exclusividad de una relación estable, considero que es mejor centrarla en esa "intimidad emocional", complicidad y apoyo mutuo que, junto con la intimidad sexual, da cuerpo verdadero a lo que es una pareja estable. Sin embargo, lo que no consiento, es el engaño y la mentira... y cuando me ha sucedido (si, también me ha pasado a mi ¿a quien no?), ha sido el comienzo del fin, porque mi respeto hacia mi pareja ha iniciado una cuesta abajo imposible ya de frenar.
Por eso, cuando me han engañado, cuando me han mentido, ello ha supuesto el comienzo del fin de mi respeto a mi pareja, y realmente no me ha sido nada doloroso pensar en esa persona con otra mujer... En cambio, cuando mi pareja ha mantenido su lealtad al pacto, y me ha informado puntualmente de algún escarceo, el resultado ha sido que me he sentido respetada, pero al mismo tiempo no he podido evitar sentir que algo que yo comparto de forma especial con esa persona, no es tan especial para él. Eso es lo que duele, en mi caso.
Sea como sea, se entienda como se entienda, al final no hay solución buena... si no duele por una cosa, duele por otra. Es importante, por ello, saber qué es lo que te hace pupa para tomar una decisión y una actitud... Si lo que duele es la falta de respeto que supone la desleltad de una mentira, la única solución es la ruptura, porque de todas formas a ello abocará la relación. En cambio, si lo que duele es ver compartido con otros lo que para ti es especial, la respuesta es el respeto a la lealtad demostrada y a encajar la realidad de lo que te diferencia de tu pareja en ese terreno. Y, desde luego, la respuesta no sería nunca llevar el mismo comportamiento a modo de "venganza" o resarcimiento, porque no va a ser la conducta de otra persona lo que provoque que yo valore en forma distinta mi intimidad sexual. En mi caso, solo mi curiosidad por comprobar mis parámetros me podria llevar a tener una relación esporádica.
He dicho. Esta es mi opinión, solo es eso, una opinión. Si teneis comentarios que hacer, bien mediante post en el blog o en el foro.